Welcome

Welcome, gentes del mundo. Perdonen el uso de la lengua de los anglosajones, pero me aburro, y por eso escribo de este modo un tanto arcaico.

Pasen, póngase cómodos, y pasen un rato no demasiado desagradable.

Que la vida les ronría.

Agur!!

sábado, 3 de enero de 2009




El chico se durmió en su cama.
Había cenado, se había duchado, y estaba cansado.
El sueño le llegó pronto, con fuerza.

Y el chico sueña con un mundo extraño. En él, flota. Lo ve todo desde arriba. Ve una extensa llanura, interminable. Las colinas, al fondo, son amarillas. De un amarillo fuerte, reluciente. Las nubes, rosas. Las copas de los árboles son del rojo de la sangre, y el tronco verde. El río que cruza el llano es violeta, y los peces que lo habitan son de todas las tonalidades.

El chico desciende de las alturas. Al bajar, se da cuenta por qué flota. Unas alas blancas le han aparecido en la espalda, pero se recogen al pisar el suelo. Comienza a caminar, y nota lo blando, lo suave de la hierba, azul. Siente deseos de tumbarse allí a dormir. Pero entonces recuerda que ya está dormido, que aquello es un sueño. Y se pregunta por qué sabe que es un sueño, si está soñando. No debería saberlo. Pero se encoge de hombros. Al fin y al cabo, es un sueño, ¿no?

Sigue explorando aquél mundo, hasta que oye una voz. Es profunda, cómo la tierra, dura, cómo la roca, antigua cómo el planeta.

Era una piedra quién hablaba.
_ ¿Quién eres, muchacho? ¿Qué haces aquí?
_ Soy … y estoy en un sueño. Es un mundo agradable al que he llegado.
_ ¿Y cómo sabes qué es un sueño?
_Porque me acosté y desperté aquí.
_ ¿Me estás diciendo entonces que sólo existo en tu sueño?
_Sí, no existes de verdad, no eres más que producto de mi imaginación.
_ ¿Cómo osas insultarme así? No te he ofendido de ninguna manera para qué me digas eso. Claro que existo. Al igual que tú.
_ Lo siento, señor mío _el muchacho parece contrariado_ pero usted no existe…además, no es más que una piedra. No debería poder hablar…pero cómo esto es un sueño, se lo concedo.
_ ¿Te sientes poderoso metiéndote con la gente? ¿Por qué?
_ No me meto con usted, en serio, sólo le digo la verdad. No existe.
_ ¿Y cómo sabes qué es real y qué no?
_ Porque lo real soy capaz de tocarlo, de sentirlo. Simplemente, sé qué existe.
_¿ Eres acaso un dios?
_No
_¿Y cómo lo sabes entonces?
_ Pues…_ el muchacho duda durante casi media hora_ no lo sé, la verdad.
_ ¿Entonces cómo sabes qué no existo?
_ Pues porque…
_ Acabas de decir qué no lo sabes. Entonces puede que yo sí exista, y qué tú seas el sueño.
_ No, imposible_ dice con convicción.
_ ¿Por qué?
_ Porque yo soy yo, sé que existo. Y sé que las piedras no hablan. Y que por eso esto no deja de ser un sueño.
_ ¿Y cómo sabes que no hablan?
_ Porque nunca he oído hablar a ninguna.
_ Eso no significa nada. Podrían empezar a hablar en cualquier momento. El que no haya pasado nunca no significa que no vaya a pasar.
_ Pero eso es absurdo.
_ Está bien, probemos otra cosa. ¿Cómo sabes que este no es el mundo real?
_ Porque me acabo de acostar. Y me dormí. Por tanto, este es un sueño.
_ ¿Y?
_ ¿Cómo qué y? Es así y punto. Esto no es verdad. El agua no es violeta ni las montañas amarillas.
_ ¿Cómo estás seguro?
_ Porque nunca antes…_se calla, sabedor de lo que va a responder. Y se enfada, pues no se le ocurre ninguna respuesta. Así que, enfadado, extiende de nuevo las alas _ está conversación no me gusta. Me voy, señor piedra
Y se marcha volando.
_Soy una señora, niño maleducado.

El muchacho continua volando, veloz cómo el viento. Le agradan esas nuevas alas, y el viento deja atrás sus preocupaciones. Este mundo es agradable. Mejor qué el… ¿real? Ya no está seguro. Esa discusión lo ha dejado desorientado. Pero no, da igual. Todo eso es un sueño.

Finalmente, aterriza. Guarda sus nuevas extremidades y se sienta en el césped. Es tan mullido,

tan confortable…realmente desea quedarse allí.

_Hola, joven. Bonitas alas _le dice un árbol a la espalda_ la señora piedra dice qué eres un maleducado. Debe haberse equivocado. No lo pareces.
_Ah, hola…_dice, poniéndose en pie e inclinando la cabeza_ Me llamo …, un placer. Vaya, no sabía que era una señora.
_Oh, lo sabía, un joven encantador. En confianza, no hay demasiada diferencia _las ramas se mueven de una forma corta y rápida. Cómo si fuera una sonrisa. El joven también ríe.
_Que me está gustando este sueño_ exclama, feliz.
_ ¿Sueño? ¿Por qué dices que esto es un sueño.
El muchacho le explica lo mismo que a la señora piedra. Y el árbol vuelve a reír. Es agradable verlo, pues no es algo prepotente ni sabiondo. Es más bien inocente.
_ Verás, muchacho, ahora comprendo el enfado de mi buena amiga. No es un sueño. Esto es la vida real. Seguramente, lo que consideras real sea el sueño.
_ ¿Y cómo puedes afirmarlo? _pregunta, ya no tan seguro, pero usando la estrategia de la piedra.
_ No puedo afirmarlo. Tan poco niego tú verdad. Sólo digo que mi mundo es este. Es lo que considero real. Tal vez tu realidad y la mía sean ambas de verdad.
_ ¿Mundos paralelos? _pregunta, pensando ya en la ciencia ficción.
_ No, nada de eso. Simplemente, para mí, este mundo es real y para ti, el tuyo es real. Es fácil de entender, ¿no?
_Bueno…
_Está bien, dejémoslo en que no hay nada real. Que para mí, una cosa es verdad, y para ti no. ¿Te parece?
_Bueno…
_Oh, te creía más listo. Ahora, por favor, déjame. He quedado, y tengo que prepararme. Espero verte por aquí dentro de poco.

El joven vuelve a surcar los cielos. Cada vez está más indeciso. ¿Cómo estar seguro de algo ahora? Y si lo que él ha considerado verdad hasta ahora no lo es? Tiene cierto miedo. No, paparruchadas. Claro que todo aquello no es verdad. A la gente no le salen alas porque sí. Además, no hay ninguna otra persona en este lugar, y ni los árboles ni las piedras hablan. No es necesaria una explicación. No lo hacen y punto. Ahora está más convencido.

Por fin, vuelve a pisar tierra. Y una figura encapuchada le habla.
_Buenos días, joven. Antes de que digas nada, árbol y piedra ya me han dicho lo que vas diciendo por ahí. Y me temo que estás en lo cierto. Esto no es real.
El joven, suspira, aliviado.
_ Gracias. Ya me estaba empezando a preocupar.
_ No me las des. Sin embargo, tú tampoco eres real. De hecho, nada es real.
_ ¿Cómo?
_ No, nada lo es. O, por lo menos, nada puede ser demostrado que sea real. No quiero molestarte con discusiones filosóficas. Pero, cuándo despiertes, o cuándo te duermas de nuevo, piensa sobre esto.
_ ¿Por qué? _el miedo le asalta la voz. El sueño había dejado de gustarle. Y quería despertarse ya.
_Tranquilo, ya vas a despertar. El despertador sonará para ir a clase. En cinco, cuatro, tres…
_ Maldita sea. No quiero irme sin respuestas.
_Dos, uno…

El muchacho abrió los ojos. Alargó la mano para cortar el maldito ruido. Lo odiaba con toda su alma. Se sentó en la cama, con los pies en el suelo. Intentó recordar que había soñado, pero no era capaz.
_Bueno, no mojé la cama, ya sé sobre qué no he soñado _dijo, medio riendo_ En fin, habrá que irse…que pocas ganas _ exclamó.
Pero se puso de pie, se vistió, desayunó, y se fue a clase. De nuevo, en el mundo real.
Al salir de casa, le pareció ver cómo un árbol se movía de una forma extraña, pero al fijarse, se dio cuenta que era el viento. Y siguió con su vida. Su vida normal.
Mientras, tanto la roca, cómo el árbol o el encapuchado, duermen apaciblemente, soñando con un mundo lleno de coches, de colores apagados, y lleno de personas.

Erase que se era

¿Qué tal hijos míos?

Bien, aquí me dedicaré a colgar relatos, historias y ese tipo de cosas. Ademñas de impresiones personales que se me ocurran.

Demos gracias al anonimato de Internet XD

Agur!!